Familia y escuela son dos instituciones que se articulan a partir de las condiciones y contradicciones de la estructura económica, social y política que les da lugar. Desde ahí, sirven a unos intereses dominantes que en la organización social en la que vivimos son hoy los de la economía de mercado y el neoliberalismo. De esta manera en ambos ámbitos se dan contradicciones entre lo que son las necesidades de un crecimiento en salud hacia la construcción de la autonomía y del acto cooperativo, y lo que la propia estructura social necesita para mantenerse y desarrollarse: un sujeto competitivo, individualista, adaptable, consumista… A través de asignaciones sociales tendentes al objetivo de ese modelo social se va generando una conflictividad dentro de la escuela, por un lado, y del grupo familiar por otro, que, lejos de abordarse como conflicto social en cada ámbito, se plantea como conflicto concreto de tal familia o tal educador/a, obturando cualquier posibilidad de resolución, a pesar de la buena voluntad y el arduo trabajo que en muchos casos se realiza.
