Presento aquí unas reflexiones acerca de la demanda y atención sanitaria en una consulta de Atención Primaria (AP) referida a los pacientes varones y sus relaciones con el rol asignado y la Problemática silenciada del hombre. Una consulta de APes un privilegiado observatorio social, y la mirada ProCC me permite, como médica de familia en un Centro de Salud, una decodificación de situaciones cotidianas en las que baso estas reflexiones.
Es sabido que los hombres consultan menos al médico que las mujeres, que lo hacen a menudo aconsejados por mujeres de su familia y muchas veces lo hacen “demasiado tarde”, cuando el problema de salud está demasiado avanzado. Se juntan muchas excusas para no demandar atención sanitaria, hay dificultades para percibir y calibrar problemas de salud, hay dificultad para dejar de correr riesgos. Partimos de que la problemática del hombre se relaciona directamente con ser educado en un rol asignado muy vinculado al papel de trabajador y proveedor familiar, y a la desconsideración de otros aspectos vitales personales y sociales de su autonomía. El rol le exige asumir sin fisuras el papel de fuerte. Tiene que poder.
Ese estar dispuesto, esta entrega al trabajo y al rendimiento le acarrea consecuencias en número de años de vida, y de años de vida con buena salud; la desventaja del hombre en estas estadísticas es importante. El hombre suele asumir la enfermedad o cualquier limitación física (ello incluye a menudo los cuidados necesarios del cuerpo y de sus condiciones de salud) como “un error en el sistema” y no puede mostrar ni reconocer su vulnerabilidad.