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Del desatino social a la precariedad narcisista

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Nos encontramos hoy cada vez más con la propuesta de un hombre torpemente vivo, con fragilidad narcisista, inhábil en el reconocimiento del otro, en el manejo de los conflictos y en el sostén de un vínculo, con predominio de defensas primitivas y gran sentimiento de vacío o de pérdida de sentido. ¿Qué hacer frente a este estado de Normalidad Supuesta Salud?

¿Qué hacer cuando esta situación es cada vez más masiva e invisibilizada? ¿Qué hacer cuando esto nos enfrenta al obstáculo epistemofílico de estar construidos nosotros/as mismos/as con aquellas categorías que queremos transformar? ¿Qué métodos que no impliquen una propuesta de psiquiatrización de la población pudieran ser eficaces? ¿Cómo diferenciarlos de lo terapéutico o de las acciones de prevención? ¿Habría que abandonar categorías psicoanalíticas para este tipo de intervención con los malestares de la cotidianidad? ¿Qué pasa con lo grupal?

La realidad actual nos enfrenta a retos muy especiales. En el marco del nuevo orden mundial, el capital con su inexorable lógica de maximizar las ganancias, se moviliza viajando por todo el mundo, se posa y desmantela economías nacionales de la periferia, no escatima costos sociales o medioambientales, se plantea la producción y distribución a gran escala con una apertura asimétrica de las economías, y subsume los desarrollos tecnológicos a la competitividad de mercado. Nos enfrentamos con el fenómeno de la globalización económica que se nos presenta como natural e inevitable.

En este contexto observamos un impacto devastador en relación al deterioro de la vida cotidiana y la precarización subjetiva. Asistimos a los mayores niveles conocidos de fragmentación social, con el extrañamiento del sujeto y la suplantación de redes socio-afectivas por redes cibernéticas.

Además es necesario señalar, con una cierta voz de alarma, que hoy está en juego el propio sujeto cognoscente; nos acercamos cada vez más a un sujeto al que habremos de concienciar de que está vacío, y que desde su vacío no podrá pensar que está vacío.

En la búsqueda de alternativas para enfrentar la complejidad de la situación actual, nuestra contribución intenta enriquecer un campo de conocimientos: el de la intervención sobre los malestares de la vida cotidiana como espacio de transformación social. En función de ello, se presenta la Metodología de los Procesos Correctores Comunitarios (ProCC), fruto de una praxis de más de30 años.