Desde hace más de 40 años realizamos un proceso de investigación permanente sobre el rol del educador/a, guiados por tres interrogantes: el porqué del desgaste personal (¿innecesario?), del deterioro profesional y de la falta de crecimiento y desarrollo satisfactorio. Contemplando los diferentes momentos históricos, distintas realidades nacionales, con sus diferencias sociales y culturales, han emergido algunos denominadores comunes propios de la lógica hegemónica, que muestran un rol asignado-asumido perfilado por la omnipotencia-impotencia (ser maestro/a, padre/madre, consejero/a, alguien con muchas manos, atender a todos y cada uno/a, tener disponibilidad absoluta y siempre con buen ánimo, sonrisa a flor de piel, afable y comprensivo/a…, a la vez que con grandes niveles de desgaste). La asunción de este rol desmarca la tarea educativa, desdibuja su perfil docente-metodológico y conlleva una tarea idealizada-naturalizada que invisibiliza sus contradicciones. En función de esto, se aplica el Programa ProCC sobre la tarea educativa y el rol del educador/a, que permite el análisis crítico del rol asignado-asumido y el trabajo de algunos ejes claves que centran su tarea, pudiendo valorarse cambios muy significativos en el desempeño creativo y un menor desgaste.
